En la historia cristiana se afirma que San Vicente Mártir fue diácono y asistente del obispo de Zaragoza, San Valerio, ambos eran muy queridos por los habitantes del lugar. En ese tiempo eran recurrentes las persecuciones hacia los cristianos y San Vicente fue víctima de esa situación, fue llevado prisionero a Valencia y en la cárcel sufrió de hambre y otras torturas.
Su martirio fue tan conocido que San Agustín escribió en su honor cuatro sermones y desde entonces, su veneración se ha extendido a muchos lugares. Inclusive, dentro de la tradición oral del lugar se dice que el santo mártir está atado al cráter del Volcán de Pacaya, y que por eso Dios no apaga nunca el volcán.